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POLÉMICA

¿Están las universidades preparadas para la paz?

La ley obliga a las instituciones de educación superior a integrar en sus planes de estudios una Cátedra para la Paz. Sin embargo, no todas cuentan con esta oferta en sus planes de estudio.

25 de febrero de 2016

El fin del conflicto armado anunciado por las FARC y el Gobierno Nacional para el 23 de marzo de este año será el primer paso para lograr una paz real y duradera.  

Pero para alcanzar esa ansiada estabilidad, primero tendrá que sucederse un proceso de posconflicto bien definido que requiere de la voluntad del pueblo colombiano. También de las diferentes instancias que conforman el Estado.

Sin embargo, y poco más de un mes de la firma del acuerdo, hay algunas, como las universidades, que no están preparadas para asumir el reto de acuerdo con el decreto 1038 que las obligaba a adoptar la Cátedra para la Paz en sus planes de estudio antes del 31 de diciembre de 2015. Pocas son las que ofertan esta materia a todos sus estudiantes o desarrollen estrategias para implementarla próximamente.

La Cátedra se creó amparada por la Ley 1732 de 2015. Por medio de esta, se establece la obligatoriedad en todas las instituciones educativas del país de  desarrollar este programa con el objetivo de “fomentar el proceso de apropiación de conocimientos y competencias relacionados con el territorio, la cultura, el contexto económico y social y la memoria histórica”.

Las de educación superior también están sujetas a esta normativa y a sus tiempos, pero se benefician de cierta autonomía a la hora de definir las acciones educativas que permitan a la comunidad académica contar con espacios de aprendizaje, reflexión y diálogo para la construcción de la paz. Esta libertad en el diseño de los lineamientos es lo que ha suscitado que muchas de ellas o bien todavía no integren la Cátedra como una materia autónoma, o lo hagan bajo el formato de Maestría o Especialización, con su pertinente costo adicional para los estudiantes.

Ese es el caso de la Universidad de los Andes, por ejemplo. Su planta docente no tiene “conocimiento sobre la perspectiva de adelantar dicha cátedra en educación superior”, indicaron a Semana Educación voceros de la institución. Con lo que sí cuenta la institución educativa es con la Maestría en Construcción de Paz, que inicia en  2016, con un costo de 34.200.000 de pesos (950.000 pesos cada uno de los 36 créditos que la conforman).

La Universidad Javeriana adelanta el programa de la Cátedra en formato de conferencias aisladas abiertas al público. La próxima se realizará el 26 de febrero. De acuerdo con una fuente del Departamento de posgrados, “no existe una estrategia definida hasta el momento para desarrollar la materia”. Los interesados en profundizar en este tipo de temas cuentan con la Maestría en Estudios de Paz y Resolución de Conflictos de cuatro semestres de duración y con un valor por cada uno de ellos de 9.642.000 de pesos. También con la Especialización en Resolución de Conflictos: dos semestres y 17.932.000 de pesos.

“Se piensa que la Cátedra es una materia más. Tenemos que darle una visión interdisciplinaria y transversal. Que los temas de paz sean una cuestión de cultura y se aborde en cualquier titulación. Nosotros estamos tratando de incorporarla bajo ese prisma y hemos empezado a implementar acciones con estudiantes de licenciaturas y tecnología”, aseguró Carlos Javier Mosquera, rector de la Universidad Distrital a Semana Educación. Paralelamente, “se trabaja en asuntos para la paz” en la Cátedra Francisco José de Caldas, un programa obligatorio para los recién egresados en la que se abordan los valores y filosofía de la Universidad.  Mosquera no brindó mayor información sobre que integran esos “asuntos”.

En el caso de la Universidad Militar Nueva Granada, el sistema es el mismo, pero se presenta bajo el nombre de Cátedra Neogranadina. Su duración es de 18 semanas y un valor de dos créditos. “Aprovechando la infraestructura hemos incluido un módulo de Educación para la Paz que se trabaja en promedio de dos a tres semanas, dependiendo del profesor”, indicó Luis Alfredo Bohórquez, director del Departamento de Humanidades.

La institución tiene previsto inaugurar la Cátedra Educación para la Paz y Desarrollo Sostenible en el marco del decreto 1038, aunque todavía no hay fecha para el lanzamiento formal. Todavía está en fase aprobación. “Debía estar lista en el primer semestre de 2016, pero por las dinámicas de esta universidad, no ha sido fácil resolverlo. Hubo un cambio en la rectoría, y el nuevo rector está retomando estas iniciativas”, explicó Bohórquez, autor de la propuesta.

Este es otro de los problemas en el que se refugian muchas de las instituciones de educación superior: la celeridad con la que se aprobó la norma no les ha permitido actualizar sus programas para integrar esta demanda.

Ese también es el caso de la Universidad Icesi de Cali que todavía no ha adelantado una estrategia para actualizar un programa de Cátedra para la Paz destinado a todos los alumnos. Si lo ha hecho ligado a las licenciaturas, por medio de su recién inaugurada Escuela de Ciencias de la Educación. De acuerdo con Juan Pablo Milanese, director del Departamento de Estudios Políticos, el programa integra materias que desarrollan el tema de la paz, la ciudadanía y la ética desde una visión pedagógica.

Al margen de las licenciaturas, todos los estudiantes están obligados a inscribirse en alguno de los 15 cursos de formación ciudadana de carácter electiva en los que se integra el módulo ‘Problemas colombianos’. Este está “enfocado a la enseñanza del posconflicto y la paz”, pero también “desarrolla contenido sobre arquitectura colombiana, literatura…”, explicó a esta publicación Milanese.

El plan de estudios de los ‘Cursos de Formación Ciudadana’ se mantiene intacto después de la expedición del decreto 1738, según el profesor que, “imagina”, se le aplicarán “algunos ajustes formales de acuerdo al marco legal”

La conclusión es que, si bien el tema de la paz está presente en muchos de los planes de estudio de las universidades, en la mayoría de los casos se presenta en un formato que requiere un desembolso económico extra por parte del estudiante, o simplemente no ha habido tiempo para actualizar las propuestas.

PARA EL DEBATE

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